Hablar menos de ayuda y más de cooperación
Si los Objetivos de Desarrollo del Milenio sufrieron la perversión de su naturaleza por las consecuencias del 11S en pro de la seguridad, la Agenda 2030 va a tener su prueba de fuego con la pandemia que, como estamos viendo afecta más a los más vulnerables.
Lo decía José Ángel Sotillo, Director del Instituto Universitario de Derecho y Cooperación de la Universidad Complutense en el Curso sobre “La agenda 2030 y su reflejo en las políticas de cooperación descentralizada. El caso Gipuzkoa Coopera de la Diputación Foral de Gipuzkoa” dentro de los Cursos de Verano de la UPV/EHU
La Agenda 2030 nació en 2015 de una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Incluye unos principios rectores, 17 objetivos y 169 metas. Que se dirigen a un mundo en transformación. José Ángel Sotillo la considera más democrática porque abandona el viejo esquema de -el Norte para el Sur-; es mucho menos norcéntrica y etnocéntrica.
Todos somos países en desarrollo, con diferentes situaciones. “Cada país enfrenta desafíos específicos en su búsqueda del desarrollo sostenible, pero merecen especial atención los países más vulnerables y, en particular, los países africanos, los países menos adelantados, los países en desarrollo sin litoral y los pequeños Estados insulares en desarrollo, al igual que los países que se encuentran en situaciones de conflicto y posteriores a un conflicto”
La agenda reconoce que cada país es el principal responsable de su propio desarrollo económico y social, está centrada en las personas y forma parte de los denominados derechos humanos de tercera generación, es decir, que nadie se quede atrás. El derecho al desarrollo implica derechos económicos, sociales y también medioambientales; tiene carácter universal y se sustenta en cinco P’s: Paz, Prosperidad, las Personas, el Planeta y el Partenariado (las alianzas)
La Agenda 2030 supera la lucha contra la pobreza para centrarse en combatir la desigualdad. Hay casos en los que ha mejorado la pobreza, pero ha aumentado la desigualdad. Prefiere hablar menos de ayuda y más cooperación.
La firmaron 193 Estados, pero tiene un claro enfoque multiactor de las autoridades regionales y locales con claro protagonismo de la ciudadanía que tiene que exigir las transformaciones necesarias a las instituciones pero que tiene que aplicarse en su aplicación y actuar como actores de esa transformación con su estilo de vida.
España ocupa la posición 21 entre 162 países. Según los datos del índice de Desarrollo Global Sostenible, cumplirá sus compromisos en 5 de los 17 objetivos: salud y bienestar, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía asequible y no contaminante y acción por el clima. Ningún país ha alcanzado todavía los 17 ODS, y ningún país está en vías de alcanzarlos en 2030.
Recordando una vez más que todos somos países en desarrollo José Ángel Sotillo recordaba al relator especial de la ONU Philip Alston en su informe sobre pobreza extrema tras visitar España: “Siendo un país rico, España vive en la pobreza generalizada”