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El feminismo llega a la jubilación en medio de una Europa en crisis

El análisis del contexto europeo, en el marco de las elecciones europeas de mayo de 2019 plantean diversos retos: perspectivas de cambio en las estructuras institucionales de muchos Estados, las desigualdades que general la sostenibilidad del modelo, la negociación del brexit, la política de inmigración que reclama una estrategia común europea y los movimientos de extrema derecha que se oponen a una EU, etc. Por nuestra parte, tras 60 años de integración, consideramos que otra Europa es posible.

Jose Ramón Bengoetxea explicó que el Modelo de Bienestar Social es un modelo Europeo, pero no es uniforme. Se trata de un modelo propio del continente, aunque con muchas diferencias en su seno. Un modelo político, ideológico, necesitado de un contrato social: a cambio de derechos individuales políticos y civiles, eficiencia de mercado, paz social y la propiedad privada, se acepta la redistribución de los recursos, la igualdad social y la negociación colectiva, además de la igualdad de oportunidades. A diferencia de los EEUU, donde el mercado se autorregula, en el modelo europeo, el bienestar se asegura mediante unos “colchones” que responden a diversas contingencias. A día de hoy, en 2019 se vislumbra la salida de la crisis iniciada en 2008 pero falta un proyecto de futuro: no sabemos a dónde vamos. Bengoetxea habla de nuevos pactos sociales con aperturas a los nuevos y grandes retos de la inmigración, la robotización, el cambio climático,… No obstante, la dignidad y solidaridad humana deben ser los ejes sobre los que pivota el estado de bienestar.

La cohesión social no es impedimento para el crecimiento económico. Mari Carmen Gallastegui  incidió en la necesidad de una revisión sosegada y permanente para la búsqueda de nuevas fórmulas orientadas a dar respuesta al estado de bienestar, y proporcionar protección social con crecimiento económico sostenible. Durao Barroso decía en 2012 que “la mejora de las economías y de los sistemas de protección social van de la mano: las economías más prósperas son las que tienen un mayor estado de bienestar”.

Las pensiones penden directamente del Estado de Bienestar. El ponente Eduardo García se declaró claramente a favor de un sistema público de pensiones, obligatorio, solidario, contributivo y de financiación mixta. Actualmente las pensiones se financian por cotizaciones, en definitiva el coste del envejecimiento lo pagan los cotizantes, y dado que la sociedad va envejeciendo, se va a empobrecer. Entender el futuro de las pensiones como algo demográfico y económico, es un triunfo del liberalismo. Hay que reordenar y cambiar el discurso y lanzarlo en otras directrices a través de nuevos pactos y consensos. Aunque siempre se habla de que el número de pensiones va en aumento, llegará un momento, a partir de 2050,  en que empezará a descender. A juicio de Elosua, la solución de las pensiones llegará a través de una vía política: un pacto Estado para el tema de las pensiones. La cuestión está en cómo se redistribuye la riqueza que tenemos. García Elosua destacó los logros alcanzados por las movilizaciones de pesionisitas, pero falta por consquistar muchas demandas: umbral de pobreza, subida del IPC más 0,25%, factor de sostenibilidad, asegurar el sistema público de pensiones,…Hay que seguir movilizándose de forma unitaria, compartiendo compromisos y acciones: la unión da la fuerza.

--El año 2018 el feminismo dió pasos hacia una reivindicación global en frentes diversos con expresiones varias. Las respuestas con nuestro Encuentro se orientaron hacia un planteamiento de las bases para superar la desigualdad de género: la familia, la educación, las relaciones sociales, las relaciones laborales, etc.

Ana Agirre explicó que el género es una construcción social a partir de la cual se construyen las identidades de género asociándonos a unas características determinadas, que operan en todas y todos nosotros, condicionando nuestras relaciones. Existe una jerarquización de estas características de género, que afectan a la organización social, siendo las masculinas las mejor valoradas. La mujer ha conquistado el ámbito público sin dejar las responsabilidades en el ámbito privado, ese espacio invisible que sigue siendo casi exclusivamente femenino. Desde esas desigualdades y ese desigual reparto de las responsabilidades en los ámbitos público y privado, es preciso revisar algunas cuestiones como la educación, pero sobre todo, revisar el rol que tenemos hombres y mujeres. El feminismo no es una cosa de mujeres, sino de todos y todas las que conformamos esos dos ámbitos. Nos tenemos que repartir las tareas para que la dimensión de hombres y mujeres sea de justicia social. Si seguimos igual, el coste personal y humano de las mujeres para que sigan adelante, incluso en el estado de bienestar, el coste es enorme, injusto: demasiado coste.

Jone Martínez Palacios explicó la intersección múltiple existente ante la violencia simbólica: hombres y mujeres, pero sobre todo las mujeres, nos encontramos ante intersecciones de muchos temas que nos afectan y condicionan la vida. El feminismo en el contexto actual, pasa del capitalismo de Estado al capitalismo financiarizado. Jone Martinez mostró la foto de la maternidad y la jubilación vista desde las redes sociales: las mujeres en el centro de la vida y al cuidado de la vida, y los hombres fuera de ese contexto. No puede seguir siendo la ideología del sacrificio en contra del empoderamiento. La ponente Martínez habló de una relación sanadora: la intergeneración; una relación incluso subversiva.

Marina Subirats recordó que el cuidado de la vida sigue estando a cargo de las mujeres: mandato que pesa mucho, sobre todo cuando se atraviesa la esfera de lo público. Las estrategias, incluso educativas, que han funcionado durante muchos años, sobre todo el rol de lo masculino, no encajan ya con las realidades sociales actuales, no nos sirven para lo que estamos viviendo. Los parámetros en los que educamos a los niños y a las niñas, ya no nos sirven, por lo que tienen que cambiar sí o sí. Los niños se cuidan más, empatizan menos, miran menos, son menos vulnerables, se les ve menos en lo emocional y eso hay que cambiarlo. Esta masculinidad no tiene objeto y tiene unas consecuencias nefastas para los hombres, para las mujeres y para el conjunto de la sociedad. Hablar de feminismo es situar lo importante en el centro de la vida, el cuidado de la vida para hombres y mujeres: la coeducación es absolutamente imprescindible y necesaria.

--La CAPV afronta el desafío de atender a la población más longeva de Europa.

Javier Yanguas habló de la alteración del ciclo vital, surgiendo una nueva etapa, una prolongación de la vida adulta que todavía no asociamos con la etapa de la adultez que tiene que ver con deterioros cognitivos, etc. La vejez se complejiza. Surge la necesidad de revisar qué queremos hacer con nuestra vida: qué proyecto de vida queremos fijar. Qué se espera de los mayores en la sociedad. Qué esperamos nosotras al llegar a ser mayores. Por tanto, cuál es el proyecto personal y colectivo de cada una y cada uno de nosotros. Cuando estamos conectados con los demás, cuando aportamos a los demás, cuando nos comunicamos con lo comunitario, nos llena la vida, nos permite ser más felices. Cuando estamos comprometidos, somos más felices. Habló Yanguas de la lejanía generacional afectiva: tenemos que encontrar el modo de conectar con las nuevas generaciones y su problemática, desde nuestra realidad.

José Agustín Arrieta y Juan Manuel Barandiaran, tras ofrecer un retrato de la realidad actual de las personas mayores en la CAPV  plantearon diversas acciones a acometer: revisiones de fragilidad y vulnerabilidad, maltrato a personas mayores, el reto de las enfermedades cognitivas, la actitud ante la jubilación,… Los ponentes  incidieron en la importancia de tener un compromiso social, para lo que se  presentó una batería de 15 propuestas. Las pautas generales se basan en la participación activa en la sociedad, en la mejora del bien común, disfrutar de la vejez, aceptar dificultades pero que nos permita disfrutar de la felicidad, envejecer con calidad de vida, porque llegar a ser mayores es ya un éxito. Cómo no languidecer, con planes y proyectos, con cercanía generacional, con una relación afectiva con los jóvenes y garantizar esa protección buscando un rumbo, un sentido para nuestra vida, que no sea solamente individual sino también colectivo.